Historias de San Luis: salones y clubes memorables

A los amigos y amigas les pido que ayuden a que recordemos esos maravillosos lugares y los revaloricemos, ya que están bastante olvidados y abandonados, con el agravante que algunos ya ni existen como tales. (romeronino@gmail.com).

Los salones y clubes funcionando adecuadamente en una comunidad le cambian la vida a las familias.

A todos. A niños y adultos. Sobran ejemplos.

Estos salones y clubes han sido motores del desarrollo de muchas instituciones, que en esos lugares organizaban bailes, almuerzos o cenas populares y bingos familiares para recaudar fondos.

Reconozco que esto no se podría volver a concretar o al menos sería difícil. Pero todo se puede adecuar a estos tiempos.

Por lo menos actividades deportivas se podrán realizar sin inconvenientes. Y tal vez recuperar lugares abandonados.

Muchos de los que tenemos años vividos, hemos tenido pertenencia a algún club.

El querido Club Belgrano, en la esquina de Mitre y Belgrano, que gracias a la hermosa tozudez de mucha gente se mantiene con bastante actividad.

Por lo menos eso es lo que veo cuando diariamente paso por el lugar.

Cuando era niño iba al club con mi padre absolutamente todos los días. Si. Todos los días.

A jugar con los amigos del barrio y compañeros de la escuela al básquet, aunque los lanzamientos no llegaran al aro.

O utilizar ese espacio para partidos de fútbol.

También a mirar los partidos de bochas en una cancha que fue techada y generó una revolución en ese momento.

Y como mi caso, el club era el buen refugio de muchos.

Mi padre me contó que en otros años en el Club Belgrano se practicaba básquet femenino y se había formado un equipo muy competitivo.

También las veladas de boxeo tenían mucha convocatoria con la presencia de grandes campeones.

Hace mucho que no ingreso al lugar.

Pero los recuerdos de niño me ubican en un gran tinglado con instalaciones sanitarias en la planta baja.

También en la planta baja funcionaba la cantina.

Y había (hay seguramente) una escalera que conducía a la planta alta donde estaba la secretaría, y al lado un salón donde entre otras cosas, se apostaba a variados juegos prohibidos para la época.

Esto de los juegos de naipes o dados sucedía en varios lugares, y las ganancias que daban la cantina o alquilar el lugar, servían para mantener los gastos del club.

En los clubes y salones comunitarios nacieron partidos políticos, se juntaban con mucho cuidado personas que integraban la resistencia contra la dictadura, disimulando estar realizando otras actividades. Se gestaron grandes movimientos sociales.

Y los clubes también fueron sede de visitas políticas notables, que se reunían con sus afiliados y daban el discurso del momento.

Prometo seguir en la próxima con las actividades de un salón que era de usos múltiples, teniendo en cuenta lo que allí sucedía cualquier día de la semana.
Era un espacio para todo tipo de reuniones: sociales, bailables, políticas.

Alguna vez vino un ex presidente de la Nación y se encontraron en el lugar líneas opositoras que militaban en el mismo partido.

Sobresalían los cantos: "paredón, paredón a los que traicionaron a………." y " qué pasa general que está lleno de gorilas el gobierno popular".

Pero la cosa no pasó a mayores y después del discurso del doctor (ya fallecido), todos se dispersaron tranquilamente por la calle Maipú, por el pasaje Teniente Ibáñez o por avenida España. Década del 70.

Un gran salón, muy amplio, con mesas y sillas de lata, todo plegable, y testigo de nuestra historia.